Una vez leí una frase que decía:
“Estamos hechos del mismo material que los sueños”, frase que a
parte de ser una mentira muy gorda, es una cursilada de las grandes,
en mi opinión, estamos hechos de putadas, putadas que convertimos en
vida.
Está la compañera de piso que roza el
surrealismo, las asignaturas con materia que tiene un nombre
impronunciable, una carrera que, es más difícil cuadrar el
calendario de prácticas que prácticamente sacársela, una familia
que decir que sobrepasa la locura es poco y por si acaso no estudias
otros idiomas, también hay compañeros de clase que hablan el suyo
propio.
Además, por si fuera poco en esta
ciudad el clima no da tregua, el sol se puso en diciembre y no
volverá hasta marzo, como pronto, y ha dejado a su paso caídas,
gente calada hasta los huesos y mocos varios.
La casera loca, la vecina adivina, un
colchón que bien podría ser utilizado como tortura en la edad
media, una vergüenza ajena elevada al millón, la gente cotilla, los
jueves esos que volver a la universidad el viernes no da miedo, da
pavor, los que me ganan al Scrabble, un pijama rasgado, un pintauñas
petrificado y como broche y colofón de oro, una hermana que le gusta
Juán Magán.
A pesar de todo, sin esto la vida sería
un aburrimiento.
Y tú, de qué putadas estás hecho?
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