sábado, 1 de junio de 2013

Ciudad.

Igual que una gran ciudad, una gran persona siempre va a estar en obras, porque siempre habrá cosas que arreglar.

viernes, 29 de marzo de 2013

¡Caracoles!

Hoy, durante la "proseción" del santo entierro he salido a pasear a mi perra ya que la lluvia nos ha dado un respiro. Durante el paseo me he dado cuenta de que se entretenía con unas criaturas viscosas que habían salido a pasear y a buscar la muerte en medio de las calles,  los caracoles. Por muy raro que os parezca he asociado estas dos cosas y he recordado un episodio de mi infancia que me parece cuanto menos, intrigante, bueno voy a ello:
Mis primos, cuando eran pequeños mientras esperábamos a que se hiciera el "rancho" (lo que de puertas para fuera de La Rioja suele llamarse patatas a la riojana), jugaban a una cosa que ellos llamaban "entierro de caracoles".  Consistía en coger unos cuantos caracoles vivos (que mi abuelo solía echar al famoso rancho, estos ya no, claro) ponerlos en el suelo, mis primos se ponían alrededor y dado el momento saltaban encima de los caracoles insistentemente haciendo un puré bastante asqueroso. Cuando les parecía que el puré estaba en su punto, digno de la receta más elaborada de la Thermomix, y tenía el aspecto de la famosa crema regeneradora de baba de caracol, se volvían a poner alrededor de los difuntos caracoles mientras daban vueltas y cantaban alguna canción que desgraciadamente no recuerdo.
Juzguen ustedes mismos, o mejor déjenlo así, como una anécdota rarísima pero verídica.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Farolas

Una de las cosas que peor llevo del mundo es el desprecio de las farolas. Sí, me explico, sales a la calle a comerte el mundo un lunes por la mañana, vas andando tan feliz y de repente, estás en el momento perfecto en el sitio perfecto y la farola que tienes justo encima de la cabeza se apaga.
¿Demasiadas ojeras?
¿Tan mal me he vestido?
¿Se notará que no me he peinado?
Y poco a poco no nos damos cuenta de que las casualidades nos consumen.
(O eso o es que le caigo/caes/caemos fatal a los duendecillos que todo el mundo sabemos que viven dentro de las farolas y las máquinas expendedoras).

domingo, 14 de octubre de 2012

Tostadas.

Quería que toda la ciudad oliera a tostadas recién hechas por la mañana y de madrugada incendió la fábrica de Pan Bimbo.




sábado, 5 de mayo de 2012

Pelos


9 y media de la mañana y ya está la primera clienta (que llevará desde y cuarto) en la verja esperando, le dan al botón y empieza a subir, a no ser que no suba, que tienen que darle al botón también, pero al de llamada para que venga mi padre o mi tío a abrirla a mano. La peluquería empieza a despertar, primero la radio, después el lavacabezas, y un ratito después los secadores. Siempre mandan a poner el café a la menos veterana, así que imaginaos las veces que no han encendido el fogón, o que lo han puesto sin agua, o incluso sin café. A las 11 se toma el café, y la de la tienda de al lado (da igual la madre que la hija) pasa a por él casi antes de que le hagan la famosa “llamada perdida del café”, como si lo hubiera olido desde su chiringuito plagado de flores. Hasta aquí todo normal, o casi. Lo bueno empieza cuando es el cumpleaños de alguien, que te cantan todas a la vez, cuando un tío viene a robar, y roba, y sacan la bulldog que tienen dentro encerrado, cuando ves a una corriendo de un lado al otro (¡concierto, concierto, que no llego al concierto!), cuando vienen los trinietos de una y todas las clientas se levantan a verlos, que tienen que estar los pobres curados de espanto, porque ver venir hacia ti mujeres con capa y papel aluminio en la cabeza no tiene que ser muy tranquilizador, o cuando a la otra le da un ataque de calor que por quitarse, se quita hasta el pelo, para sorpresa de los de alrededor. Y allí entre tintes, peinados, permanentes, pelo cortado, maquillaje y pelo arrancado (de éste no hay que olvidarse, que es el más doloroso) he crecido yo, que como todo el mundo dice: ¡Así has salido!

lunes, 9 de abril de 2012

¿Te has dado cuenta?


Esta tarde te ibas a encontrar al amor de tu vida.
Sí, os he visto, yo estaba en la puerta del supermercado, y tú en la cola, pagando, él estaba en la misma acera que el súper, al final de la calle, os ibais a chocar. Ibas a salir corriendo (como siempre) y te ibas a tropezar con él, lo más gracioso son los huevos que llevabas en la bolsa, que se iban a caer todos al suelo, pero bueno, no creo que te hubiera importado, era lo de menos. La cajera estaba pasando los tomates, los zumos, la lechuga, el se iba acercando, los huevos, el chocolate, la carne y cuando iba a pasar el queso, aprovechando que no había nadie más en la fila, ¿Sabes qué has hecho? ¡Te has ido a por unos macarrones de sobre! ¡Jajaja! ¡Eres una pringada! Lo admito, me he reído desde la puerta ¡qué mala suerte! Aunque en realidad también me ha dado pena, me he perdido un tropiezo con huevos de por medio, vamos, de los mejores. Al final has salido unos segundos tarde del súper, ahora vas andando detrás de él, pero eso sólo lo sé yo (he de decirte que era guapete). Por unos segundillos, qué pena, ¿eh? Aunque la verdad, no me das ninguna pena, tienes 20 años, ¿Te has dado cuenta?.

jueves, 8 de marzo de 2012

La trato como quiero


Empieza a darse la base del maquillaje, me mira con preocupación y en un momento dado me dice:
  • Y ahora, ¿Hasta dónde me maquillo?
  • Pues hasta el mismo sitio que se lavan la cara los calvos, mamá.
Su cabeza afeitada la delata, mi madre está enferma de cáncer, pero a mí nadie me había dicho que esto iba a hacer que le aumentara la ironía y la sátira hasta la saciedad, animándose a ella misma y al resto de la familia cuando la realidad debería ser lo contrario:
  • Mira, todo son ventajas: calor en la cabeza, no tengo, si me peleo con alguien, no me pueden tirar de los pelos, ducharme me cuesta la mitad y, si hago algo mal, le echo la culpa a la quimio y ya está, que para algo me la ponen.
La fuerza se va acabando pero el ánimo aumenta exponencialmente, ¡ya sólo nos queda una quimio!
  • ¿Sabes qué es lo mejor de las últimas quimios?
  • No mamá, ¿Qué es?
  • ¡Que ya no se te cae el pelo! ¡Porque no tienes!
  • ¡Mira que eres bruta!
  • Es mi enfermedad y la trato como quiero, que mira como me está tratando ella a mí.

    (Aclaración para quien la entienda: esto lo escribí antes del martes)