viernes, 29 de marzo de 2013

¡Caracoles!

Hoy, durante la "proseción" del santo entierro he salido a pasear a mi perra ya que la lluvia nos ha dado un respiro. Durante el paseo me he dado cuenta de que se entretenía con unas criaturas viscosas que habían salido a pasear y a buscar la muerte en medio de las calles,  los caracoles. Por muy raro que os parezca he asociado estas dos cosas y he recordado un episodio de mi infancia que me parece cuanto menos, intrigante, bueno voy a ello:
Mis primos, cuando eran pequeños mientras esperábamos a que se hiciera el "rancho" (lo que de puertas para fuera de La Rioja suele llamarse patatas a la riojana), jugaban a una cosa que ellos llamaban "entierro de caracoles".  Consistía en coger unos cuantos caracoles vivos (que mi abuelo solía echar al famoso rancho, estos ya no, claro) ponerlos en el suelo, mis primos se ponían alrededor y dado el momento saltaban encima de los caracoles insistentemente haciendo un puré bastante asqueroso. Cuando les parecía que el puré estaba en su punto, digno de la receta más elaborada de la Thermomix, y tenía el aspecto de la famosa crema regeneradora de baba de caracol, se volvían a poner alrededor de los difuntos caracoles mientras daban vueltas y cantaban alguna canción que desgraciadamente no recuerdo.
Juzguen ustedes mismos, o mejor déjenlo así, como una anécdota rarísima pero verídica.

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